
Delgados rayos de sol se introducían entre los recovecos que la vegetación permitía consiguiendo un juego de luces y sombras que iluminaban las pequeñas gotas que conformaba la cascada de gélidas aguas.
Este maravilloso espectáculo me acompañó el pasado sábado logrando que me hiciese una con la naturaleza. Y es que muchas veces no valoramos lo suficiente todos esos bellos parajes que la madre naturaleza nos ofrece en cada instante.
La frescura de sus aguas cubrió cada centímetro de mi cuerpo dándome una sensación de frío-calor en un segundo. Como si mil agujas se clavaran por todo mi cuerpo y una revitalizante impresión quedara grabada para siempre en todo mi ser.
Fue la mejor limpieza que pude hacer de mi cuerpo en muchos años. Os la recomiendo a todos, pues fue en todos los niveles de mi persona.
Un besito de limpieza para todos vosotros!!!