miércoles, 15 de diciembre de 2010

LA VENUS DE BOTICELLI







Empieza un luminoso día de primavera en la historia de la humanidad, el nacimiento de uno de los seres más bellos, amorosos y armoniosos que existe en la faz de la Tierra: "La Diosa del Amor" para algunos la hermosa Venus y para otros la sublime Diosa Afrodita.
Una dulce melodía empieza a tañer suavemente y va embriagando muy lentamente los tímpanos de todos los asistentes. La brisa procedente de Céfiro, el Dios del viento del Oeste, que abrazado por la hermosa ninfa Cloris, susurra dócil el sedoso y delicado cabello de la afable Venus y le sonroja muy sutilmente sus tersas mejillas.
El amor y la dulzura se esparcen por cada uno de los poros de su piel y las pequeñas flores movidas por la dúctil brisa batallan por acariciar su aterciopelado tacto rozándola con sus finos pétalos.
Todo es paz y calma en ese eterno instante. Y como el reluciente Sol que amanece cálido y radiante todos los días, la figura de la deslumbrante Diosa surge desde las apacibles aguas turquesas y cristalinas del mar.
Es un momento irrepetible, pues su presencia convierte cada uno de los detalles de su entorno en belleza pura. Su mirada fragil hipnotiza a cualquiera que la mire quedando atrapado en un mundo intangible de perfecta beatitud.