lunes, 27 de julio de 2009

Tren de vida...


Estoy esperando el tren Valencia-Barcelona que sale a las 10 de la mañana. Llega con retraso, por eso me dedico a mirar por las vías del tren para ver si se divisa en la lejanía. Observo a mi alrededor como los demás pasajeros se impacientan y miran sus relojes lanzando algún que otro suspiro, pero sin embargo, esto no adelantará su llegada. De repente un joven se acerca a mi y me pregunta: "Do you speak English?" afirmo con la cabeza, y se acerca para poder empezar una conversación que durará casi todo el viaje. El muchacho se ha embarcado en una aventura por toda Europa empezando en Madrid y visitando las ciudades más representativas.

Subo al vagón y empieza la inmersión a tiempos pasados. Muchas de las ciudades por las que me cruzo son o han sido partes de mi puzzle existencial. Piezas que conforman un engranaje perfecto constituyendo mi realidad actual y la visión que se enfoca delante de mis ojos. Así es como le explico a mi compañero de vagón, que surgió "casualmente" para acompañarme en este viaje.

Cada suceso que ha formado parte de mi corta vida, me lleva a crear cada uno de los pensamientos que ronda mi cabeza, las distintas realidades vividas producen las características que me constituyen, y cada concepto captado por mi mente, se adecua de manera perfecta como si de un imán se tratara a lo que he ido aprendiendo hasta ahora.

Después de experimentar una sensación nostálgica en el transcurso del viaje, por recuerdos, imágenes e ideas vagas de mi continua transformación me surge la siguiente pregunta: Si hubiese cambiado el más mínimo detalle experiencial ¿qué tipo de persona estaría sentada en ese momento en el vagón? Hay infinitas posibilidades y elegí unas determinadas para crear lo que soy. Sin embargo, esta transformación no parará nunca, como el traqueteo de este tren al que voy montada. Cada día se darán pequeñas pinceladas a la figura que represento, detalles pintados con los distintos colores de la paleta de la vida.