martes, 25 de noviembre de 2008

Tránsitos


No podría definirme dentro de ningún espacio terrestre de la geografía española, sin embargo, sí que podría hacerlo de las costas que lo humedecen…mi naturaleza por ello debería ser acuática, soy un ser de la mar, nacida y criada en las entrañas del mediterráneo, sal y arena configuran mi cuerpo y espíritu y sus aguas dan vida a los faros que me guían en este andar… azules y cristalinos. Cuando nací las olas me guiñaron sus ojos y los míos se tornaron de su color como por arte de magia: blancos por su espuma y azules-grises-turquesas según las estaciones del año. El tránsito de mis días de caminar se sucede como el devenir de estas olas…Todo empieza un día 11 (número de trascendencia vital en mi recorrido) de octubre de 1982, en la sublime ciudad de Barcelona, capital que ha inspirado a numerosos creadores de la palabra y de la imagen, y de la que se han contado las mil y una historias en sus mil y una noches y días. El origen de este acontecimiento tuvo su solemnidad, pues estuvo acompañado de uno de los emblemas más singulares y hermosos de la metrópoli, la "Sagrada Familia" de Gaudí, templo que se empezó a construir en 1882, justo 100 años antes de mi venida. Hermosa curiosidad de inicios... En este inigualable paraje se sucedieron mis primeros 4 años de vida, que aunque no recuerdo vivamente, de vez en cuando se dibujan lejanas imágenes de mis juegos en el parque cerca del emblemático santuario. Pero la vida como bien sabemos tiene esas idas y venidas inesperadas que nos hacen cambiar de rumbo en el momento justo y preciso. De esta imponente ciudad mis progenitores decidieron trasladarse a una pequeña localidad justo al lado del mar, Cambrils. Recuerdo mi infancia con mi madre y mis dos hermanos varones, que eran como Zipi i Zape, pero con más inocencia y de cuando nos llevaban al puerto que estaba cerca de nuestra casa y mi madre nos hacia soñar despiertos con sus historias fantásticas, que a partir de ahí han formado parte siempre de mi constante imaginación y ensoñación. Fueron años de libros fantásticos, historias increíbles y de juegos interminables llenos de aventuras. Pero de nuevo se producía una nueva fase en mi vida que cambiaba la palabra niñez por la de adolescencia. A la edad de los 12 años volví a cambiar de casa. Mi nuevo destino era uno de los pueblos más extravagantes de toda la geografía hispánica. Un cúmulo de edificios de alturas infernales bordeando de nuevo mi querido mar mediterráneo que siempre me ha ido acompañando en todos mis trayectos vitales. Benidorm, el pueblo de los rascacielos, por lo que lo han llegado a llamar el Manhattan español. Allí viví prácticamente toda mi adolescencia, hasta que a los 17 volví a cambiar de ciudad para emprender mis estudios de creadora de historias. Viví hasta los 24 años en esta ciudad llamada Valencia, uno de los lugares donde empecé a aprender las cosas por mi misma y a tomar mis primeras decisiones de vida. Valencia es una capital, pero aún así conserva ese encanto de los pueblos grandes. Podría definirla como un compendio armónico entre una ciudad clásica y moderna a la vez. Con algunas casas antiguas y otras más nuevas y donde el sol suele brillar la mayor parte del año. A los 25 años, decidí emprender una nueva aventura y me fui a vivir a una de las ciudades más cosmopolitas que se conoce, Londres. Esta ciudad me cambió la idea de ver el mundo, pues éste ya no se parecía a un pequeño guisante en el que yo era la principal protagonista, sino que este diminuto redondel empezó a crecer cada vez más y más gracias a todas las personas que se iban acercando a mi vera, convirtiendo este mundo en una gran esfera de personas de todos los colores y condiciones. Ahora con 26 años, regresé a estas tierras mediterráneas que tanto añoraba, pues las coincidencias circunstanciales así lo han decidido. A causa de mi crecimiento nómada, creo que he aprendido a amoldarme a todo tipo de ambientes y panoramas casi siempre mojados. Algunos me suelen llamar el camaleón marino que cambia de color azul según la ocasión…extraño bichejo. Mi última visita la ciudad de los recovecos mágicos, Paris. Quizás algún día sea mi próximo destino, pero aún así han de darse las coincidencias oportunas. Ya les contaré…
Un beso a todos desde la ciudad de los rascacielos!!!

5 comentarios:

Ana Vázquez dijo...

Una vida interesantísima, se nota que eres mu vivida y tienes un montón de experiencias para contar y además de lugares tan distintos. Impresionante sin duda! Espero que muy pronto puedas disfrutar de la ciudad de la luz por excelencia!

Besazo!

celebrador dijo...

Hola viajera, pues mi menda nació en la misma ciudad unos cuantos siglos trisiestos antes, aunque viví más años en ella

Después fui al interior peninsular donde ya ha vivido siempre, eso sí, con muchos cambios

Aunque me gusta el mar, soy sobre todo hombre de montañas

CUCALELLA dijo...

Alu: Gracias guapa...el cambiar me hace sentir viva!!! Un beso

amigoplantas: A cada uno le toca vivir unas circunstancias determinadas, y a partir de ahí se desarrolla su personalidad. Debes ser hombre de tierra. :-) Un besito!!!

lapaupachica dijo...

hola! qué bueno que hayas visitado... tenía el blog un poco abandonado, vamos a ver cómo se me da ahora... es gracioso, justo esta mañana manejaba hacia el trabajo, más temprano que temprano, muyyy temprano, y como hago el camino todo junto a la costa me preguntaba justamente por mi "condición" de persona costera. no tengo ojos azules, pero todas mis ensoñaciones y mejores momentos son de cara al mar... y ¿sabes qué? es probable que en unos meses me vaya para londres. como dice un amigo en común: inch'alla (o cómo se escriba). besos costeros

Sweet carolain dijo...

hola que buen blog! me encanto qeu tengas todo en tres idiomas!

me quedo leyendo, besos

te sigo desde que parezca un accidente

c.