Ayer me compré un vestido

Ayer era un dia de esos gris oscuro casi negro de los que te enclavarías dentro de tu refugio y te enfundarías con mil y una colchas. Hacía tanto, tanto, tanto frío, que no me sentía ya ni la punta de mis dedos gordos del pie. Aunque quiero advertiros de que soy muy, muy, muy friolera.

Y como mi esencia es la contradicción en estado puro, salí a la calle y me dispuse a cambiar ese dia gris por uno repleto de miles de colorines, así que me paseé por los alrededores de mi ciudad, saboreando mis sitios preferidos: mi mar mediterranio, mi paseo por la playa, las tortuosas y estrechas callejuelas que se cruzan y entrecruzan unas con otras como un auténtico laberinto... y entonces lo vi. Yo no soy una niña caprichosa y malcriada en el arte del consumismo compulsivo, sino que más bien suelo primero observar para después decidir lo más conveniente para mi vestuario. Pero como os dije, ayer era un dia gris...y, eso cambia todas las cosas. Su color tan alegre me cautivó enseguida, y consiguió sacarme de ese frío primaveral que ahora nos acecha, para adentrame en la futura cálida estación del verano. Los nubarrones que ayer encapotaban el cielo, se fueron derritiendo para volver a hacer brillar el sol con toda su plenitud.

Este sábado quizás estrene mi vestido nuevo. Un besito de colorin colorado!!!